
Un insólito caso dejó al descubierto los ingeniosos pero arriesgados métodos utilizados para intentar introducir objetos prohibidos al penal de Palmasola. La semana pasada, una mujer fue sorprendida por los uniformados intentando ingresar un celular oculto en sus partes íntimas, con el propósito de entregarlo a un recluso. Como castigo, se le impuso una sanción de 90 días sin derecho a ingresar al recinto penitenciario.
El incidente encendió las alarmas en el penal, pero la situación no se detuvo ahí. Este lunes, otra mujer intentó burlar los estrictos controles de seguridad en la entrada principal, llevando otro dispositivo móvil oculto con la misma intención de entregarlo a un privado de libertad.

Las autoridades penitenciarias han señalado que estos intentos son más comunes de lo que parece, ya que los reclusos, mediante extorsión o acuerdos, buscan utilizar a familiares o allegados para introducir dispositivos electrónicos que faciliten la comunicación con el exterior. Ante esta problemática, se ha reforzado la seguridad en los puntos de acceso y se ha iniciado una investigación para identificar posibles redes que promuevan estas acciones dentro y fuera del penal.
Este tipo de incidentes genera gran preocupación entre las autoridades y la población, pues pone en evidencia la vulnerabilidad en los sistemas de control y el ingenio de los involucrados para evadir las normas de seguridad.

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